sábado, 5 de abril de 2008

Un Día Especial

El sábado por la noche concurrió a la fiesta del primer cumpleaños del hijo de un vecino… cumpleaños y bautismo. Cuando llego al salón de fiestas, pasada las 20hs… no encontró a ninguno de los conocidos que sabia que estaban invitados… los organizadores de la fiesta lo ubicaron en la mesa principal, eso ya era demasiado honor para el, y que no creía merecer.

Mas tarde llegaron los conocidos, y se cambio as la mesa de estos, no quería seguir siendo el centro de las miradas, una vez ahí, entre conocidos, y mucho mas comodo, la fiesta continuo sin mayores acontecimientos.

Después veinte segundos de pasada la media noche, suena el celular… se va a un rincón a atender ya que el bullicio de la misma era demasiado y seguramente no escucharía a quien llamaba… la pantalla le anunciaba que era una llamada desde otro celular conocido… atiende… del otro lado a la contestación de “Hola” le dicen… “Hola Pa, Feliz Cumpleaños!!!” y pesar de su dureza y de no gustarle festejar su cumpleaños… la emoción lo pudo, el caparazón se quebró y se le llenaron los ojos de lagrimas, durante varios días se imagino pasar otro cumpleaños sin el saludo de su hija, sin embargo, fue el primero que recibió. Así fue el comienzo de su día.

Nuevamente sentado en la mesa, como a los cinco minutos, el vecino se acerca hacia esa mesa en que el se encontraba sentado y es cuando comienza a sonar el feliz cumpleaños a través de los parlantes del salón, la emoción volvió a el mezclado con un poco de vergüenza… la mayoría no entendían que pasaba, pero igualmente cantaban acompañando al disco que estaba sonando, una vez finalizados los cánticos, recibió los saludos de los conocidos y de otros que ni sabia quienes eran… fue el comienzo de un cumpleaños distinto.

Ya finalizada la fiesta, y luego de haber pasado por situaciones, alegres, emotivas, pero no esperadas para nada, volvió a la soledad que lo acompaña desde casi toda la vida, pero esta vez, esta soledad tenia un sabor distinto, se recostó en su cama mirando el techo, con las manos detrás de la cabeza y acompañado con una enorme felicidad en el corazón, se durmió.

Cuando despertó y luego de la ducha matutina, se “enfundo” en su campera con protecciones, con los guantes puestos, se acomodo los lentes oscuros dentro del casco y ya subido sobre su moto, emprendió el viaje hacia la quinta en donde lo esperaba la compañía de sus amigos, el resto fue un día tranquilo, entre llamadas de saludos, asado, amigos, risas, truco, dados, pileta, sol… nada fuera de lo normal, pero ese día había comenzado de otra manera, desde su comienzo había sido… un día especial.

SEAL